La antigua Armenia se emplazaba en un cuadrilátero montañoso, limitado de oeste a este por los mares Negro y Caspio y de norte a sur por el Cáucaso y la cadena montañosa del Tauro oriental, lo que es hoy el este de Turquía y el límite entre la ex Unión Soviética e Irán. Este pueblo, que ha experimentado tantas vicisitudes a lo largo de su historia, conserva con orgullo la característica de ser el primero en adoptar el cristianismo como religión oficial. Esto sucedió en el año 301, cuando Tiridates III abrazó la fe en Cristo gracias a la mediación de san Gregorio el Iluminador –el santo patrono de Armenia. Sin embargo, según la tradición, la presencia cristiana en esas tierras habría sido bastante anterior, remontándose al siglo I, con los apóstoles Tadeo y Bartolomé, quienes allí habrían predicado el Evangelio y sufrido el martirio. A partir de entonces se habrían sucedido generaciones de cristianos armenios, viviendo su fe clandestinamente a causa de las grandes persecuciones. Eso explica por qué, desde hace más de 1700 años, la fe cristiana y la identidad armenia han conservado un vínculo tan estrecho, no solamente en el territorio de la trajinada patria sino también en la diáspora, que incluye a los miles de inmigrantes armenios que paulatinamente han llegado a nuestro país, cuya mayoría forma parte de la Iglesia Apostólica Armenia. Por eso el interés y la importancia de conocer esta Iglesia, su historia, su presencia entre nosotros y los rasgos de su doctrina y su liturgia.
Una aproximación histórica
Una vez que el rey Tiridates asumió la fe cristiana, Gregorio el Iluminador, ordenado obispo por Leoncio de Cesarea, organizó la Iglesia Armenia y su jerarquía. El santo eligió como lugar para su sede la ciudad capital de entonces, Vagharshapat (Santa Etchmiadzin, que en armenio significa, "Aquí bajó el Unigénito"), dedicándola a la Madre de Dios. En esos primeros años la Iglesia Armenia mantuvo una relación estrecha con la Iglesia de Cesarea de Capadocia, cuya liturgia y lengua adoptó. A inicios del siglo V, la invención del alfabeto armenio por San Mesrob hizo posible la traducción al armenio de la Sagrada Escritura y la celebración de la liturgia en la misma lengua. Comienza así un período de esplendor de la literatura armenia.
A lo largo del siglo V los enfrentamientos con el Imperio Persa significaron el aislamiento de la Iglesia Armenia. En el 450 el rey persa Yazdikert ordenó que los armenios abjuraran del cristianismo y se convirtieran al mazdeísmo. Con este propósito envió un año más tarde un gran ejército para someterlos, librándose la batalla de Avarayr, donde los armenios fueron derrotados. Sin embargo, la fuerte resistencia armenia hizo que el rey persa se convenciera de la imposibilidad de hacerlos renegar de su fe. Esa situación impidió a los obispos armenios participar en el Concilio de Calcedonia (451), por lo que ignoraron en un primer momento lo que allí había sido definido y, más tarde, pudieron tomar conocimiento sólo a través de malas traducciones de las actas. En el año 491, el Catolicós Papken reunió un Sínodo en Vagharshapat, que condenó el Concilio de Calcedonia, el Tomo a Flaviano de León Magno y el nestorianismo de Bar-Saumna, obispo de Nísibe. Esto estuvo condicionado por las presiones que ejercía la Iglesia persa, intentando introducir las doctrinas nestorianas, y por la falta de un vocabulario preciso que permitiera comprender los alcances de la definición de Calcedonia. Más tarde, esta actitud fue un modo de oponerse a las presiones políticas y religiosas de Bizancio.
En los siglos sucesivos el Reino de Armenia padeció las invasiones árabes (640-885), siendo capaz de resistir a toda asimilación. Finalmente, en 875, el rey armenio fue reconocido por los bizantinos y los árabes. Después de experimentar las tensiones ocasionadas por los continuos enfrentamientos entre los Imperios Romano y Persa, a lo largo del primer milenio, Armenia sufrió el enfrentamiento entre bizantinos y turcos seljúcidas. La derrota de Bizancio, en el sur de Armenia (1071), dejó libre la entrada turca hacia el Asia Menor. Armenia fue destruida y muchos armenios huyeron a Cilicia (región sur del Asia Menor central), donde se erigió un nuevo reino, la Pequeña Armenia. Como consecuencia de este desplazamiento, el Catolicosado se estableció en Cis (1171). En ese período, contemporáneo de las Cruzadas, se intensificaron los contactos entre armenios y latinos. El Reino de Cilicia perduró hasta el siglo XIV, cuando sus pobladores fueron dispersados por los mamelucos de Egipto. Después de su caída, el pueblo armenio, sin ayuda de las naciones cristianas, se vio sometido a la dominación islámica.
En 1439, como resultado de contactos previos, los armenios firmaron el Acta de unión con la Iglesia de Roma, en el marco del Concilio de Florencia. Allí se aceptaba la fórmula de Calcedonia. Pero esto no tendrá otro efecto en la Iglesia Armenia –la actual Iglesia Armenia Católica surge sólo en 1740–, que un enfrentamiento entre los armenios del Cáucaso y los de la Pequeña Armenia, acusados de traidores. Como consecuencia, en 1481, fue elegido un nuevo Catolicós para Etchmiadzin, Kirakos Virapetsi, mientras que Krikor Moussapegiants (1439-1446) continuaba como Catolicós residiendo en Cilicia. Estas circunstancias y la dispersión geográfica del pueblo armenio explican que desde entonces hayan funcionado dos Catolicosados: el de Todos los Armenios (Santa Sede de Etchmiadzin) y el de la Gran Casa de Cilicia (Pequeña Armenia), con los mismos derechos y privilegios, y con sus respectivas jurisdicciones.
Durante los siglos XIV-XX, Armenia quedó dividida entre turcos y persas. Pero, como consecuencia de la guerra ruso-persa y ruso-turca, en 1797, pasaron a manos rusas la Armenia septentrional, y en 1829, una parte de la Armenia central con la sede del Catolicosado de Etchmiadzin. Sin embargo, Armenia fue capaz de sobrevivir como nación, conservando su identidad, gracias a su lengua y su fe cristiana.
El territorio armenio que permaneció dentro de Turquía fue objeto de una tremenda opresión con grandes persecuciones y matanzas a manos de los turcos –en 1894, 1896, 1908 y 1912 y, la más terrible, en 1915, con otras dos en 1920 y 1932. El propósito era exterminar totalmente al pueblo armenio. Esto produjo la casi desaparición de los armenios de Asia Menor, de Cilicia y de la Armenia occidental y, como consecuencia inmediata, una masiva diáspora hacia distintos países de Europa, América y Australia. En 1918 se establece la primera república independiente de Armenia, que más tarde se convertirá en una de las quince repúblicas federadas en la Unión Soviética. El fin del comunismo, en 1991, permitió el surgimiento de una República Independiente de Armenia, si bien el número de armenios que vive disperso a lo largo y ancho del mundo es muy grande.
La presencia de armenios en Argentina se debe a los movimientos migratorios del siglo XX. Los primeros llegaron entre 1909 y 1911, escapando de la masacre de Adaná. Entre 1922 y 1930 llegaron los sobrevivientes del genocidio de 1915 y de la matanza de Cilicia en 1920. Por último, entre 1947 y 1960, se hicieron presentes inmigrantes que provenían de los Balcanes y de Turquía. En este caso, huyendo de la ocupación comunista y del progrom de Estambul del año 1955.
Presencia actual de la Iglesia Apostólica Armenia en el mundo y en Argentina
La Iglesia Apostólica Armenia vivió y sufrió las mismas vicisitudes que su pueblo, sin embargo, siempre logró reponerse. Actualmente cuenta con alrededor de ocho millones de fieles, de cuales sólo unos 2.700.000 viven en el territorio de la República de Armenia. El resto se encuentra disperso en el resto del mundo (más de dos millones en Rusia y en otras repúblicas de la ex URSS, y unos tres millones en la diáspora). En el territorio armenio se ha producido en los últimos años un renacimiento de las estructuras eclesiales; nuevas diócesis y parroquias fueron establecidas, se fundaron nuevas organizaciones, se crearon nuevos periódicos religiosos y la enseñanza religiosa se introdujo en las escuelas públicas. Con motivo de los 1700 años del cristianismo armenio se consagró la nueva catedral de Erevan, la ciudad capital de la República Armenia.
En Argentina hay alrededor de 70.000 armenios o descendientes de armenios, de los cuales un 85% pertenece a la Iglesia Apostólica. El primer sacerdote armenio llegó a Argentina en 1912 y celebró la primera misa el Domingo de Pascua de ese mismo año, en una casa particular. Su ministerio fue más bien ocasional. Pero ya en 1922, al comenzar a funcionar el Centro Colonial Armenio, las celebraciones litúrgicas encontraron un lugar propio y desde entonces el ministerio sacerdotal ha sido ininterrumpido. El primer templo armenio en nuestro país se construyó en Córdoba (1925), bajo el patronato de San Jorge. Tres años después se construyó la iglesia de la Santa Cruz de Varak, en el barrio de Flores (Buenos Aires). Y, a partir de 1932, comenzó la presencia en el barrio de Palermo, donde se construyó el templo de la actual Catedral, San Gregorio el Iluminador, consagrada en 1938. Desde ese año nuestro país ha sido sede de una diócesis, a cuyo frente se han sucedido ya seis obispos.
La organización eclesiástica
Por razones históricas la organización jerárquica de la Iglesia Armenia cuenta con dos Catolicosados y dos Patriarcados, en plena comunión entre sí, aunque manteniendo autonomía administrativa:
a) Catolicosado de Etchmiadzin: tiene su sede a 21 km de Erevan. Su jurisdicción, organizada en 24 diócesis, se extiende también a todos los armenios que viven en los territorios de la ex URSS y a la mayoría de los armenios dispersos por el mundo, incluyendo las comunidades armenias de Iraq, India, Egipto, Siria, Sudán, Etiopía, Europa, Australia y América. Se calculan, en total, unos 5.000.000 de fieles. Corresponde al Catolicós confirmar la elección de los patriarcas y enviarles el santo crisma que sólo él puede consagrar. El actual Patriarca Supremo y Catolicós de Todos los Armenios es Karekin II, electo en 1999, quien ha visitado nuestro país en 2004.
b) Patriarcado de Jerusalén: fundado en el año 638, tiene como sede el Monasterio de Surp Hagop (San Santiago), en el barrio armenio de Jerusalén. En el pasado tuvo una jurisdicción territorial más extensa, hoy se limita a Israel, Jordania y territorios ocupados, y es responsable del cuidado de los santos lugares que están bajo la Iglesia Armenia. Sus fieles no superan los 10.000.
c) Patriarcado armenio de Constantinopla: fue fundado en 1461, con sede en Estambul, por iniciativa del sultán otomano que buscaba granjearse la simpatía de los armenios. Su jurisdicción se limita hoy al territorio turco y a la isla de Creta. Las persecuciones y matanzas turcas, junto con las emigraciones que favorecieron, llevaron a la progresiva disminución de sus fieles, que son actualmente unos 82.000. No obstante, conserva una fuerte irradiación cultural y social.
d) Catolicosado de Cilicia: tiene su sede en Antelias (Líbano). Su territorio abarca Siria, Chipre, Irán, Grecia, Kuwait, los Emiratos Árabes y Líbano, y está organizado en 13 diócesis, contando con unos 1.285.000 miembros. Su actual Catolicós es Aram I Keshishian, quien se ha desempeñado en los últimos años como Moderador del Consejo Mundial de Iglesias (1991-2006). Cilicia es la jurisdicción más particular, por la relación que mantiene con el Catolicosado Supremo de Etchmiadzin. Como resultado de las tensiones vividas a lo largo de la historia ambos Catolicosados conservan jurisdicciones paralelas en América del Norte, Grecia y Siria. En 1997, las delegaciones de las dos sedes se reunieron en Etchmiadzin, procurando alcanzar un entendimiento capaz de superar las dificultades, esto permitió la elaboración de una Constitución común para la Iglesia Armenia y la normalización de las relaciones.
En cada diócesis, en dependencia del Catolicós de todos los Armenios, se encuentra un obispo. Éste es elegido por la feligresía y ordenado siempre por el Catolicós. En cuanto al gobierno de la Iglesia, en todas sus instancias, los titulares están asistidos por un consejo integrado por clérigos y laicos. Las comunidades locales, equivalente de nuestras parroquias, son unidades de culto a la que se vinculan algunos clérigos y están regidas por un consejo de laicos, en quien reside la verdadera autoridad. La Iglesia Armenia es la Iglesia de estructura episcopal que mayor importancia da a los laicos en todas las instancias de gobierno eclesial.
La organización eclesiástica en nuestro país
En Argentina la estructura eclesiástica de la Iglesia Armenia cuenta con el Obispo Primado y, en este momento, con seis sacerdotes casados –cinco en Buenos Aires y uno en Córdoba. El obispo es Monseñor Kissag Mouradian, al frente de la diócesis desde 1991. El Catolicós de Etchmiadzin es el responsable de designar al obispo para nuestro país, pero solamente cuando el candidato es aceptado por las autoridades laicas de cada comunidad –elegidas por el pueblo–, se considera homologado, confirmado y elegido.
Parroquias armenias en Argentina:
• Catedral de San Gregorio el Iluminador, Armenia 1353, Ciudad de Buenos Aires.
• Santa Cruz de Varak, José Martí 1562, Ciudad de Buenos Aires.
• Surp Kevork (San Jorge), Armenia 2080, Córdoba.
• Surp Hagop (San Jacobo), Murguiondo 252, Valentín Alsina (Bs. As).
• Surp Kevork (San Jorge), Arenales 1631, Vicente López (Bs. As).
• Surp Boghos (San Pablo), Patrón 6373, Ciudad de Buenos Aires.
Algunos rasgos de su doctrina
La Iglesia Apostólica Armenia reconoce los tres primeros concilios ecuménicos (Nicea, Constantinopla, Éfeso), por eso encuentra en el Símbolo de Nicea la expresión de su fe. Es posible afirmar que en todas las doctrinas esenciales hay comunión de fe con la Iglesia católica. En el ámbito de la cristológica, como ya hemos señalado, debido a circunstancias históricas, esta Iglesia no había aceptado el Concilio de Calcedonia, manteniéndose fiel a la definición cristológica de Cirilo de Alejandría: "Una es la naturaleza del Verbo encarnado". Esto no quiere decir que no se reconociera a Cristo perfecto Dios y hombre perfecto. De hecho, la Iglesia Armenia tomó la misma distancia respecto a la doctrina de Nestorio que a la de Eutiques. A modo de ejemplo, se puede recordar la enseñanza de un concilio armenio del año 726: "El mismo e idéntico es perfecto Dios y perfecto hombre. Ha sufrido realmente en un cuerpo pasible y ha muerto, él, que, en cuanto Dios, no podía sufrir". Esto posibilitó que Juan Pablo II y el Catolicós Karekin I firmaran, el 13 de diciembre de 1996, una declaración conjunta donde se reconoce la identidad fundamental en la fe cristológica.
El lugar de María en la fe armenia es semejante al que ocupa en la fe de la Iglesia católica, si bien se debe resolver el carácter vinculante del dogma de la Inmaculada Concepción. En el ámbito de la eclesiología, teniendo en cuenta los desarrollos históricos y dogmáticos de cada iglesia, el tema a resolver es el primado del obispo de Roma.
La Iglesia Armenia, al igual que católicos y ortodoxos, acepta siete sacramentos, aunque se presentan leves diferencias en la práctica. Esto ofrece una de las bases no solamente para el reconocimiento recíproco del bautismo, sino también, en los casos estipulados, para la admisión de fieles armenios a los sacramentos de eucaristía, reconciliación y unción de los enfermos en la Iglesia católica
Su tradición litúrgica
La liturgia armenia es básicamente la de Basilio el Grande, de rito antioqueno, que incorporó luego elementos del rito siriano y del jerosolomitano. Una primera síntesis de esos elementos se alcanzó entre los siglos V al VII. Más tarde hubo una fuerte influencia bizantina, a la que se sumó en la Edad Media la introducción de algunos usos latinos. Sin dejar de tener esto en cuenta, hay que reconocer, sin embargo, que el calendario de la Iglesia Armenia, el ritmo de sus celebraciones anuales y los leccionarios y los libros de cantos han permanecido dependientes del rito de Jerusalén, tal como se desarrollaba al inicio del siglo V. Por esta razón se celebra como única fiesta la de la Epifanía, el 6 de enero, ya que la fiesta de la Navidad, el 25 de diciembre, fue incorporada en Jerusalén después de la traducción de sus textos litúrgicos al armenio. La Presentación del Señor se celebra cuarenta días después de la Epifanía, es decir, el 14 de febrero. Y se conmemoran, en fechas fijas, cuatro fiestas de la Virgen de origen tardío: la Anunciación (7 de abril), la Natividad (8 de septiembre), la Presentación en el Templo (21 de noviembre), la Concepción (9 de diciembre).
Varios períodos móviles dividen el año litúrgico:
a) La apertura se da con el tiempo de la Epifanía, del 30 de diciembre al 14 de febrero.
b) Le sucede el período pascual, de Cuaresma a Pentecostés.
c) Un ciclo de algunas semanas, del 28 de junio al 9 de agosto, comienza en torno al Vardavar, antigua fiesta pagana de las rosas, convertida en el siglo VI en la Fiesta de la Transfiguración, que se celebra el séptimo domingo después de Pentecostés.
d) Los días que preceden a la Asunción de la Madre de Dios se consagran a un ayuno en preparación de la fiesta, que se celebra el domingo más cercano al 15 de agosto y se sigue de un período de tres semanas.
e) Comienzan entonces diez semanas de la Cruz, a partir del domingo más cercano a la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.
f) Finalmente, a mediados de noviembre, se abre un período de cincuenta días en preparación a la Fiesta de la Epifanía.
Al interior de estos períodos hay ayunos frecuentes prescritos para las fiestas principales. Hay numerosas conmemoraciones de santos, provenientes de diferentes iglesias, pero nunca se celebran en los días miércoles o viernes, ya que son días de ayuno.
En cuanto a la celebración de los sacramentos, en comparación con la práctica de la Iglesia católica, algunos rasgos son:
a) El bautismo es por inmersión y su celebración se reserva siempre al sacerdote. Como en todas las iglesias de Oriente, se administran en la misma ceremonia la primera comunión y la confirmación. Esto expresa la convicción de que todo bautizado es un adulto en Cristo y de que tiene necesidad de alimentar la vida que ha recibido.
b) Para la celebración de la Eucaristía se utiliza una única anáfora, que los manuscritos armenios antiguos atribuyen a san Atanasio. Su desarrollo es análogo al de la Sagrada Liturgia bizantina y la solemnidad de los himnos y oraciones expresa la reverencia de esta Iglesia hacia el misterio eucarístico. Como en la Iglesia católica, se utiliza pan ácimo y, en el cáliz, no se mezcla agua con el vino.
c) La confesión puede ser privada o comunitaria y consiste en la lectura de una lista más o menos larga de pecados entre los que el penitente reconoce los suyos, seguida de una absolución análoga a la que se da en la Iglesia católica.
d) En la celebración del matrimonio se ha acentuado, en época reciente, la centralidad del intercambio del consentimiento. Se admite el divorcio, pero éste no se obtiene fácilmente, debido al reconocimiento de la sacralidad del matrimonio. Las causales principales son infidelidad muy grave; enfermedad incurable, con dictamen médico y el compromiso de cuidar al cónyuge enfermo hasta el final; apostasía; separación de siete años por ausencia, considerando al ausente como muerto. El divorcio sólo puede otorgarlo el tribunal eclesiástico; cuando no se está a su alcance, como es el caso en nuestro país, puede hacerlo el obispo.
e) En el ámbito de los ministerios, los grados y ritos de la ordenación son semejantes a los de la Iglesia católica, sobre todo antes del Concilio Vaticano II. Esto indica un influjo latino. Los presbíteros pueden ser casados (Ter Hair) o célibes (Abeghá). El Abeghá puede ser promovido y convertirse en Vardapet (archimandrita), que significa maestro, y Dzairakuyn Vardapet (archimandrita superior), que por sus conocimientos es un título que equivale a una especie de doctorado en Teología. Sólo entre los Abeghá se eligen los obispos. La Iglesia Armenia contempla la posibilidad de que las mujeres sean ordenadas como diaconisas.
A diferencia de lo que sucede en otras iglesias orientales, los templos armenios, siempre rectangulares y coronados por una cúpula, no se caracterizan por el excesivo uso de imágenes y se excluyen las estatuas. En las casas de familia, la única imagen permitida es la Cruz, pero sin Cristo. El idioma oficial de la Iglesia es el armenio clásico, aunque, actualmente se usa también el armenio moderno y, en nuestro país, el castellano.
Estado actual de las relaciones ecuménicas
La Iglesia Apostólica Armenia está en plena comunión con las otras Antiguas Iglesias Orientales –la siriana y la copta–, y ha seguido un proceso semejante al de esas iglesias en su apertura ecuménica, sobre todo en sus relaciones con las Iglesias ortodoxas. Es miembro del Consejo Mundial de Iglesias desde 1962 e integra la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en Argentina (Ceica).
Los contactos de la Iglesia Armenia con Roma han sido relativamente frecuentes en las últimas décadas. Las visitas de Pablo VI y Juan Pablo II a Tierra Santa y Constantinopla fueron ocasiones para entrevistarse con las jerarquías armenias de estos lugares. Por parte armenia han visitado a Pablo VI y a Juan Pablo II los Catolicós de Cilicia, Etchmiadzin y el Patriarca de Estambul. De esas visitas habría que destacar las efectuadas por los Catolicós Vasken I (1970), Karekin I (1996 y 1999) y Karekin II (2000). El aprecio de Juan Pablo II por Karekin I se manifestó al pedirle al Catolicós que preparara los textos para el Via Crucis del viernes santo de 1997, camino que el Papa recorrió acompañado por el Canciller del Catolicosado de Etchmiadzin. Por eso, no es extraño que el mismo Juan Pablo II, pocos días antes de morir Karekin I, en junio de 1999, tuviera intención de visitarlo, en viaje relámpago desde Polonia, respondiendo a una invitación para visitar Armenia. El viaje se realizó finalmente en septiembre de 2001, en el marco de la celebración de los 1700 años del cristianismo en Armenia.
La Iglesia Armenia participa, además, de la Comisión mixta entre la Iglesia católica y las Antiguas Iglesias Orientales, que estudia los temas referentes a la eclesiología. Puede decirse que, como tal, no existe un diálogo teológico bilateral armenio-católico, pero se ve compensado por el fuerte "diálogo de la caridad". Un signo de ese diálogo ha sido la visita de Karekin II a la Catedral de Buenos Aires, con ocasión de su paso por Argentina.